
Conclusiones de buenas prácticas de Ecoibéricos de Jabugo S.L y López Charneco S.L
Por Ainoa Boyd
Uno de los grandes desafíos a los que todo el planeta nos enfrentamos de cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la soberanía alimentaria. Con las actuales previsiones para ese año, la producción de alimentos se incrementará en un 50%, pero no lo puede hacer bajo el actual sistema lineal e intensivo.
Es recalcable la necesidad urgente de trazar políticas a todos los niveles administrativos que faciliten una transición fluida y atractiva en términos económicos para que la industria alimenticia mundial apueste por la sostenibilidad medioambiental en toda la cadena de producción y comercialización de alimentos.
Fijando el foco en la pequeña empresa que ha decido apostar por este modelo de producción, he de decir que el camino que se les plantea no está exento de interminables vericuetos a los que se enfrentan apoyándose únicamente en su firme propósito de contribuir con un futuro viable y humano.
En nuestra península uno de nuestros sellos de identidad gastronómica sin duda es el jamón ibérico de bellota, que va de la mano con nuestro aceite de oliva o famosos caldos. No son productos que formen parte de la cesta básica alimenticia de la sociedad, pero sí son los estandartes de la marca España, que abren camino a toda nuestra industria alimentaria.
Habiendo aclarado lo anterior, el hecho que las dos empresas objeto de este estudio hayan decidido producir embutidos ecológicos de cerdo 100% raza ibérica, y tengan ya 13 años en el mercado, demuestra que este tipo de modelo de ganadería extensiva es posible. Además del cumplimiento de toda la normativa requerida para la certificación de carne ecológica que incluye, bienestar animal, tipo de alimentación, límites en los tratamientos ante enfermedades, controles rigurosos sanitarios y fitosanitarios del entorno de crianza, entran en juego las normas de Certicalidad de Raza Ibérica.

Estos están contemplados en el Boletín Oficial del Estado, Real Decreto 4/2014. A título informativo sólo algunos de los aspectos de la norma;
- La entrada de los animales a la montanera deberá realizarse entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre, estableciéndose como periodo para su sacrificio entre el 15 de diciembre y el 31 de marzo.
- Las condiciones mínimas que deben reunir los animales en cuanto a peso y edad serán las siguientes: El peso medio del lote a la entrada en montanera estará situado entre 92 y 115 kilos; la reposición mínima será de 46kg, durante más de 60 días; la edad mínima de sacrificio será de 14 meses; el peso mínimo individual de la canal (animal eviscerado y desangrado) será de 115 kg, excepto para los animales 100% ibéricos que será de 108 kg.
Considerando que la misma norma sugiere la promoción y conservación de la raza ibérica por autóctona y por ser uno de los mejores medios de manutención del ecosistema de la Dehesa, la rigurosidad en ella aleja a mi parecer, que productores del sector muden a un modelo más sostenible, menos contaminante y motor de la conservación de la biodiversidad.

El papel de los consumidores
Cuando hablamos del futuro del consumo, la ciudadanía es la que tiene en sus manos las riendas para tomar una dirección correcta hacia una economía circular, sostenible y respetuosa con el planeta y sus recursos.
Para ello la información y educación son pilares fundamentales. Visibilizar a las empresas que hacen esfuerzos en innovación, buenas prácticas, transparencia, bien común, finanzas éticas, mejoras medioambientales y energéticas, resulta indispensable.
Sin lugar a dudas el futuro de la producción de alimentos no sólo pasa por incorporar a las ciudades a un sistema productivo mediante el cultivo, autoconsumo, producciones indoor, sino también cambiar el modelo de producción intensivo actual por el extensivo, tanto para la ganadería como la agricultura. La mejora de la calidad del suelo, la preservación e incremento de la superficie arbórea, la disminución y gestión de purines animales son urgentes para la consecución de los objetivos del Acuerdo de París, agenda 2030 y frenada del cambio climático.
Dotar al sector rural de infraestructuras, digitalización, buenas comunicaciones viales podría en buena medida paliar la tendencia futura y pintar un nuevo panorama de equilibrio poblacional entre las ciudades y los pueblos aumentando el bienestar de todas en conjunto.
El propósito de las empresas debe ir respaldado por la adecuación de las leyes, reglamentos y sobre todo por nosotras, las consumidoras. Un cambio en nuestros hábitos de compra que favorezca y premie a productores éticos, alineados con el bien común y la sostenibilidad, es un gran paso.
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