Cocreando la economía de la biodiversidad, más social, regenerativa y colaborativa.
Por Diego Isabel La Moneda, cofundador y CEO de NESI.
¿De qué pueden hablar un activista, un periodista, un biólogo y una inversora? De algo tan interesante como el buscar caminos para poner a trabajar juntas a la economía, la sociedad y la ecología. Esta apasionante conversación tuvo lugar en el NESI Global Forum 2021 y bajo el marco de su título “Ecohackers, hackeando la economía en positivo”.
Carlos Fresneda, autor del libro “Ecohéroes” y periodista de El Mundo especializado en medio ambiente, moderó la conversación e introdujo la temática poniendo sobre la mesa el recientemente presentado Informe Dasgupta sobre la economía de la biodiversidad, el cual, según Fresneda, marcará un antes y un después en la relación entre economía y ecología.
El panel fue un ejemplo real del valor de la colaboración, al agrupar la visión de los activistas, representados por Miguel Ángel Soto, director de campañas de Greenpeace España, los inversores, a través de María Ángeles León, co-fundadora de Global Social Impact Investments, y las empresas, de la mano de Gustavo Calero, director de RSC, Desarrollo Sostenible e Innovación de Hidralia.
El Informe Dasgupta toma el nombre del economista británico de origen bangladesí Partha Dasgupta quién lo ha dirigido por encargo del departamento del Tesoro del Reino Unido, cambia la perspectiva sobre el valor que la biodiversidad debe de tener en la economía y reclama un cambio urgente del modelo económico para evitar los graves riesgos medioambientales a los que nos enfrentamos.
Este informe parte de un hecho de que los economistas han excluido a la naturaleza del modelo económico, considerándola una externalidad y propone la integración de la componente ecológica en la economía para de verdad poder hacer frente a problemáticas como el cambio climático o la eliminación de plásticos de los mares.
El debate es una puesta en valor de la colaboración como herramienta para abordar los retos sociales y medioambientales.
Gustavo Calero puso como ejemplo de colaboración la recién creada Red Andaluza de Lucha Contra el Cambio Climático (REDAC), una alianza entre empresas, ONGs, universidades y administraciones públicas que visibiliza y geolocaliza buenas prácticas para adaptarse y mitigar el cambio climático en toda Andalucía.
Miguel Ángel Soto destacó que las grandes victorias sociales y ambientales, tales como el Acuerdo de París o la Ley de Cambio Climático son gracias no solo a un actor sino a la colaboración y suma de personas individuales, ONGs, empresas e instituciones que han conseguido empujar en la misma dirección.
Por su parte, Maria Ángeles León indicó que la filantropía, por sí sola, ya no es suficiente solución para abordar las necesidades sociales y destacó la importancia de atraer las inversiones hacia proyectos sociales y ambientales que contribuyan a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. León también hizo hincapié en la oportunidad de que las administraciones catalicen la inversión privada dirigida a crear impacto positivo en lo social y medioambiental mediante técnicas como el avalar inversiones o ceder parte del retorno financiero para hacer las inversiones de impacto más atractivas.
En relación con alguno de los retos específicos a los que nos enfrentamos, Gustavo Calero destacó que “de todo el agua que se depura, con el elevado coste que supone esta depuración, solo el 11 % se recircula después de ser utilizada” por lo que señaló que hay una gran oportunidad de mejora a través de la aplicación de la economía circular al ciclo del agua.
En relación con los fondos NEXT Generation de la UE, Miguel Ángel Soto indicó la necesidad de que exista una permeabilidad y que lleguen a “proyectos pioneros, innovadores disruptores y pequeños que pueden cambiar la realidad en muchos pequeños sitios”, algo que fue compartido por los participantes que seguían y contribuían a la conversación en directo a través del chat. A raíz de las preguntas de los participantes, los panelistas coincidieron en que otro reto es el desarrollar nuevos indicadores económicos que vayan más allá del PIB y que contemplen la calidad de vida de las personas y que estén alineados con la filosofía del Buen Vivir.
Ante la pregunta de cómo implicar al máximo de personas en esta transición, Gustavo Calero puso el foco en que el invertir en concienciación ambiental es una labor de todos, de padres, educación y de todos los agentes implicados. Además, apuntó que si no se incorpora el agua a los fondos Next Generation la transición ecológica será una ”transformación ecológica en seco”.
Maria Ángeles León concluyó que los Inversores que se muestran activos con el impacto social, necesitan consumidores concienciados para soportar el mayor coste inicial de los productos. A partir de esta reflexión basada en el cambio de conciencia de las personas, todos los participantes del panel concluyeron que el cambio sistémico empieza por el cambio personal, es decir, en un hackeo de nuestras propias ideas preconcebidas y, a partir de ahí, la clave de este cambio está en la colaboración entre todos los actores sociales y económicos.
El diálogo finalizó con el consenso de que el cambio transformador, necesario para elegir el camino sostenible, requiere del compromiso sostenido de los agentes a todos los niveles para impulsar así la Nueva Economía del siglo XXI, una nueva economía que ya se recoge en el Plan A, Economía para la Vida, con 38 estrategias y 383 propuestas para ser líder en innovación y sostenibilidad. Se trata de un programa de política económica, liderado por NESI y elaborado conjuntamente por más de 70 organizaciones y 5.000 ciudadanos, que plantea un modelo transformador alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y centrado en las personas y el planeta.
Bajo el lema, “EcoHackers, hackeando la economía en positivo” el Foro ha invitado a todos los asistentes a hacer un reseteo global a todos los niveles para preguntarnos qué desaprendizajes mentales o cambios de hábitos tenemos que hacer como sociedad para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.