Por Diego Isabel La Moneda, director del Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social.
Esta COP25 me deja un sabor agridulce. Pero sigue siendo #TiempoDeActuar
Los pasillos de IFEMA están ya vacíos y solo se ven algunos operarios acabando de desmantelar los pabellones que durante dos semanas han albergado la Cumbre del Clima de Madrid. Ha llegado la hora de la reflexión.
Por una parte, esta cumbre ha aportado dos cosas positivas a nuestro país. Hemos sido capaces de organizar, en tiempo récord, esta Cumbre del Clima que, de no haber sido por nuestra capacidad de innovar y colaborar en tiempos difíciles, no habría tenido lugar. El esfuerzo y trabajo de los funcionarios del Ministerio de Transición Ecológica, con especial mención a la Fundación Biodiversidad, y del Alto Comisionado para la Agenda 2030 del gobierno de España, unido a la contribución de las ONGs, grandes y pequeñas, empresas como las B Corps y muchos municipios, ha hecho que esta COP25 al menos tuviera lugar. Como muchos delegados internacionales comentaban en los pasillos de la COP25 “solo España podría haberlo hecho en tan poco tiempo”.
Espero que esto sirva para que nos creamos de lo que somos capaces cuando nos ponemos a colaborar apartando muestras diferencias. Además, durante dos semanas, España ha vivido la mayor y más intensa campaña de educación ambiental de toda su historia. Todos los medios de comunicación han estado hablando de medio ambiente y del reto climático en sus noticias, debates y programas documentales y de investigación. Algo que, sin duda alguna, ha llegado a toda la ciudadanía, ha despertado consciencias y, por ello, marcará un antes y un después en nuestro país.
La parte agria de esta COP25 la aportan tanto el desarrollo como el resultado de las negociaciones.
El Acuerdo de París fue considerado como un éxito del multilateralismo en cuanto a la definición de un objetivo común. Pero todos sabemos que definir el “QUÉ” queremos alcanzar sin determinar el “CÓMO” lo alcanzaremos es una empresa abocada al fracaso. Han pasado ya cuatro años desde París, y en esta COP25 se debía de haber definido, según lo descrito en el Artículo 6 del Acuerdo de París, el mecanismo de funcionamiento del mercado internacional de derechos de emisión de CO2. Los documentos de trabajo previos no venían muy avanzados y las posturas de los diversos lobbies de la COP – grupos de países con diferentes intereses – venían muy alejadas.
Unas semanas antes de comenzar la COP25 alguien filtró el mensaje a los medios de comunicación de que esta Cumbre del Clima de Madrid era una cubre de transición, que la verdaderamente importante era la de Glasgow en el año 2020. Esta declaración era falsa, ya que este año se debía de acordar todo lo referente al Artículo 6, incluyendo el mercado de emisiones, el mecanismo de contabilidad e intercambio de éstas y la forma de reportar y monitorear los avances de cada nación, entre otros asuntos.
Entre Madrid y Glasgow se concretarían los detalles técnicos y Glasgow tendría el mérito de ser el punto de arranque del nuevo mecanismo. Pero los medios, de manera intencionada o no…, compraron la idea de que la COP25 era un encuentro de bajo nivel y con esto contribuyeron a su fracaso. Los principales líderes internacionales ni siquiera acudieron a la cita (prefirieron ir a la cumbre de la OTAN en Londres, dejando claras sus prioridades) y ni Greta, ni Fridays for Future, ni Extinction Rebellion ni las grandes ONGs ni la comunidad científica han sido suficientes para empujar a los negociadores hacia avances verdaderos ante la emergencia climática.
Dejadme hablar mal, pero parece que a los políticos “les pone cachondos» que una niña les rete o que los famosos como Harrison Ford les amenacen con el látigo diciendo que es tiempo de actuar…. Pero les da igual, no actúan. En el fondo se ríen de nosotros…y se lo consentimos. Parece que para los políticos un año no cuenta, no importa a pesar de los millones de desplazados climáticos, la destrucción de ecosistemas o el deshielo de los glaciares.
Personalmente tengo claro que el reto del cambio climático no se abordará de manera eficaz hasta que no lo vinculemos al comercio internacional.
Durante las dos semanas de la COP25 han ocurrido cosas en paralelo que no mucha gente ha conectado, y tienen una relación directa con lo debatido en la cumbre. Por ejemplo, Trump anunciando nuevos aranceles contra China y que no respetará a los abogados de la Organización Mundial de Comercio. (Por cierto, ésta es una de las primeras veces que estoy de acuerdo con Trump. La OMC es el único organismo internacional fuera de la ONU y gestionada de manera privada por encima de los derechos de los países y, por lo tanto, de las personas). Y dos días antes del final de la COP25 reconciliándose con China. Quizá esto Europa no lo ha visto, pero ambas potencias están jugando con ella, en una partida a tres es maquiavélico y estratégico aliarse con un rival para eliminar al tercero…
El gran perdedor de la guerra comercial entre Estados Unidos y China esta siendo Europa (que se lo digan a los exportadores españoles de aceite de oliva, vino o queso) y esto no ha hecho más que empezar. Si Europa fuera más avispada, en lugar de competir a la baja (a base de abaratar salarios y recortes) con sus rivales. haría valer su posición de líder en sostenibilidad medioambiental y buscaría socios por todo el planeta con los que establecer nuevos acuerdos comerciales alineados con el Acuerdo de París y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El cambio de paradigma que estamos viviendo apunta a la necesidad de abandonar el hiperconsumismo y generar territorios resilientes capaces de generar el máximo de recursos (alimentos, vestido, vivienda, energía) en entornos cercanos y de manera lo más autosuficiente posible. Este nuevo camino podría ser liderado por una Europa que posee la capacidad tecnológica, el talento humano y el marco regulatorio necesario para impulsar esta transición. Pero sola no podrá hacerlo. En lugar de mirar a aquellos que ponen trabas, debería aliarse con muchos países de Latino América, África y Asia que estarían encantados de tenerla como aliada comercial que a la vez que comerciara con ellos de una manera y basada en la sostenibilidad, les ayudará a desarrollarse, mejorar la calidad de vida de sus personas y transitar hacia una nueva economía alineada con los ODS y los objetivos del Acuerdo de París. Habrá que seguir de cerca el anunciado Pacto Verde Europeo y ver si de verdad apuestan por este cambio de paradigma y transición hacia un nuevo modelo económico o, si por el contrario, no es más que unas pocas nuevas medidas para maquillar de sostenible el modelo capitalista vigente, que es el que nos ha traído el cambio climático a la vez que sigue incrementando las desigualdades.
Entre tanto, la esperanza tenemos que depositarla en nosotros mismos, la ciudadanía, las empresas que apuestan por una nueva economía y los municipios que trabajan para transformar la economía desde lo local. Esta COP25 quedará como el momento en el que desde el Foro NESI anunciamos Municipios 2030: Red NESI de Municipios por una Nueva Economía. En lo que los gobiernos nacionales dejan pasar un año más en baldío, nosotros trabajaremos desde lo local con aquellos municipios y diputaciones que apuesten por ser valientes y liderar la transición hacia una nueva economía. Porque a pesar de los desilusionantes resultados de la COP25, una cosa está clara, es #TiempoDeActuar.