Conoce por qué la economía social y el emprendimiento van de la mano
Por Ouassima Tighadouini Loukiaa, periodista y apasionada de la Comunicación.
La economía social es un concepto que últimamente estarás escuchado con mucha frecuencia, pero… ¿Qué quiere decir?
Se trata de un conjunto de actividades económicas que persiguen el bienestar social frente a la obtención de beneficios. El objetivo principal de la economía social es mejorar la calidad de vida de las personas y de la sociedad en su conjunto.
Las empresas que siguen este modelo favorecen la creación de empleos estables y de calidad destinados a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, a la integración de personas en riesgo de exclusión social y a la sostenibilidad del medio ambiente.
Según la Unión Europea las empresas sociales son “aquellas que combinan los objetivos sociales con un marcado espíritu emprendedor, enfocándose en lograr objetivos sociales, ambientales o comunitarios más amplios.”
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Empresas sociales en España
Cada vez son más las empresas españolas que deciden dar un nuevo rumbo hacia la responsabilidad social y la concienciación medioambiental. El funcionamiento de estas empresas es similar a la de cualquier compañía tradicional, pues tienen un fin lucrativo que busca generar ingresos económicos.
Pero la diferencia radica en la causa que las impulsa: unas lo hacen por los beneficios económicos que eso implica y otras por la necesidad de solucionar los problemas sociales que padece el mundo.
Algunas ejemplos de empresas de economía social
Sepiia es una empresa de moda sostenible que ofrece una gran variedad de prendas fabricadas en España y Portugal, con tejidos reciclados y reciclables. El diseño de estas prendas se ha hecho pensando en la maximización de su vida útil, reduciendo los ciclos de lavado para su cuidado. De esta manera, las prendas ni se manchan ni se arrugan, y lo más importante, son transpirables. Su contribución al medio ambiente es espectacular, se utiliza la última tecnología para que la calidad de las prendas sea única y no exigen un cuidado excesivo para lavarlas y plancharlas. Como resultado, el cliente ahorra agua y luz y contribuye en la lucha contra el calentamiento global.
Ecoalf es la primera marca de moda sostenible española certificada B Corp que lleva más de 10 años luchando por un océano sin residuos. Sus prendas hechas completamente de materiales reciclados a partir de plástico recogido del mar inspiran esperanza frente a la crisis climática, ofreciendo a los consumidores el poder de generar el cambio. Desde el 2015 cuando iniciaron su gran proyecto, Upcycling the Oceans, la marca no dejó de buscar nuevas maneras de crear materiales reciclados con la misma calidad y diseño que los no reciclados.
Pasando al sector inmobiliario nos encontramos con Ecodeme, una empresa dedicada al diseño y construcción de casas ecológicas, elaboradas con tierra. Sustituyen la utilización del hormigón, cuyas propiedades son contaminantes y no reciclables, por un elemento mucho más ecológico y económico como es la tierra. Llevan más de 30 años trabajando en el sector, construyendo casas ecológicas con encanto para aquellas personas que desean contribuir de forma positiva en la preservación del medio ambiente.
Otro ejemplo más es la empresa Nostoc Biotech que trata de transformar la agricultura tradicional en una mucho más sostenible y ecológica, libre de componentes químicos que perjudiquen la naturaleza. Por ello ofrecen una alternativa de productos naturales de fertilización para los cultivos como pueden ser los biofertilizantes elaborados de humus de lombriz, que hacen que sea mucho más económico para el cliente.
¿Cómo contribuyen a la sociedad?
La globalización está transformando el sistema productivo de forma acelerada, la aparición de las tecnologías está abriendo una brecha económica entre las empresas y los empleados. Cada vez son más las compañías que deciden sustituir la mano de obra por las nuevas tecnologías para aumentar el nivel de producción.
Esto genera un importante desequilibrio en el sistema capitalista al no poder garantizar puestos de trabajo en los sectores más industrializados como el campo, la distribución o la banca. Las nuevas tecnologías más allá de generar nuevos empleos precarizan las actividades económicas -de primera necesidad- que más demanda la clase baja.
La respuesta a esto es fomentar una economía social que garantice a los ciudadanos en situación de exclusión social unas condiciones favorables para que puedan entrar en el mercado laboral.
El cambio climático es un problema universal que nos exige tomar cierta responsabilidad para paliar los efectos negativos que tiene sobre el medio ambiente. Las empresas productoras generan altos niveles de contaminación, por eso es imprescindible que se reinviertan en la economía social para reducir esas cifras y contribuir a una calidad de vida más sostenible.
Se pretende generar conciencia en las empresas para que opten por una economía social al amparo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) destinados a fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.
La economía social es la respuesta a todos los retos socioeconómicos que presentan las comunidades para conseguir un entorno mucho más equitativo, justo y responsable. Además de prestar especial atención a los colectivos vulnerables y a los problemas de contaminación medioambiental, y de buscar alternativas que las erradiquen por completo.
Entonces, ¿es imprescindible la economía social para el emprendimiento?
Sí, rotundamente sí. Emprender en una economía social garantiza no sólo puestos de trabajo para los ciudadanos, sino que además contribuye activamente al desarrollo del país.
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[…] Debido a la crisis causada por la COVID-19 y las graves consecuencias económicas causadas por ella, ahora más que nunca es necesario poner el foco en cómo transformar la economía desde las empresas con propósito y el emprendimiento social. […]