Hackeando los mitos de lo digital vs. factor humano.
Por Liliana Arroyo, Investigadora del Instituto de Innovación Social ESADE.
La revolución digital y tecnológica, como su nombre indica, a nadie deja indiferente, por lo que no podía faltar en la 3ª edición de NESI Global Forum, Foro de Nueva Economía e Innovación Social, en el que se dan cita las personas y las organizaciones que trabajan para co-crear una nueva economía que esté al servicio de las personas y del planeta.
El panel sobre revolución digital se enmarca en la temática “Futuro del trabajo” y ha contado con EcoHackers de lujo como Genís Roca, experto en transformación y cultura digital, Marta del Amo, jefa de Redacción de MIT Technology Review en español, Antonio González, CEO Impact Hub Madrid y Mara Balestrini, CoFundadora de SalusCoop y consultora en transformación digital; siendo yo misma, Liliana Arroyo, investigadora del Instituto de Innovación Social ESADE, la ha ejercido de moderadora del Panel.
Siguiendo con la invitación a hacer un reseteo global de NESI Global Forum, arrancamos con una ronda sobre cuáles son los mitos alrededor de la tecnología que necesitamos desaprender para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
El desarrollo tecnológico está acompañado de una serie de narrativas casi mitológicas que no nos permiten avanzar. La visión de los EcoHackers rompían moldes desbancando así los siguientes mitos:
- “La tecnología es mala”. Las tecnologías digitales no son buenas ni malas per sé. Conviven la tecnofobia y el solucionismo tecnológico, pero vale la pena aproximarse como si se tratara de herramientas. Su “bondad” depende de para qué se use y cómo se implemente.
- “Somos esclavos de las Big Tech”. Utilizar eso para decir que las tecnologías nos han desempoderado es olvidar que las tecnologías han permitido, por ejemplo, que comunidades rurales se hayan conectado, organizado, que viajen ideas, y que se ya hayan dado conexiones increíbles.
- “En dirección a la distopía”. La velocidad de los cambios en la era digital es vertiginosa. Nuestras generaciones no van a ver el cambio completado, así que debemos empujar hacia adelante pero renunciando a definir un modelo determinado.
- “Miedo a la sustitución tecnológica”. Hay muchos temores alrededor de la automatización, una posible dominación de las máquinas o los cambios en nuestras formas de vida. No obstante la especie humana ha sabido adaptarse para usarla desde el punto de vista positivo
La revisión de estas narrativas estuvo acompañada de diversos ejemplos en positivo que permiten recoger aprendizajes en relación al uso de los datos.
Marta del Amo compartió algunas ideas acerca de la figura de los fideicomisarios, una figura legal que asume el deber de tomar decisiones sobre los datos en el mejor interés de los beneficiarios. Éste es el espíritu detrás de Salus.Coop, cofundada por Mara Balestrini y Genís Roca entre otros. Es una cooperativa de datos de salud donde a través de la cual la ciudadanía pudiera donar sus datos para investigaciones que tienen objetivos de bien común y publicar sus resultados en abierto. Antonio González apuntaba también la necesidad de partir de los usos concretos de los datos en lugar de centrar el foco en su propiedad.
A pesar de la cantidad de principios éticos que se han desarrollado alrededor del uso de los datos, la ciudadanía todavía tiene demasiada responsabilidad en tanto que garante de los usos de sus propios datos o en cuanto al contraste de la información que circula a través de internet. Del mismo modo que no analizamos los productos alimentarios antes de consumirlos porque confiamos en todas las legislaciones y los controles correspondientes, deberíamos llegar a un escenario en el que el uso de herramientas digitales estuviera igualmente regulado.
Genís Roca propuso también la metáfora de los datos capturados versus los datos merecidos: los primeros se registran directamente (por ejemplo, el sensor dice que estás aquí), los segundos son fruto de la comunicación y la confianza (más allá del consentimiento). Se planteó en paralelo la necesidad de fomentar y acompañar el uso de datos personales en aras del autoconocimiento.
Si bien en la mesa había diferentes visiones en cuanto a cómo llevar a cabo un manejo ético, se planteó también la preocupación acerca de la veracidad de la información (vinculado también a noticias falsas y deep fakes, como el anuncio de Lola Flores), y las nuevas asimetrías de poder que ello genera.
Por último, se convino que la solución no es responsabilizar a la ciudadanía ni dejarlo todo en manos de la tecnología. El diseño de lo social debe contar con inteligencias múltiples y, como dijo Margaret Wheatley “cualquiera que sea la pregunta, la respuesta siempre estará en la comunidad”.
El diálogo finalizó con una visión sobre la revolución digital y tecnológica, en positivo y con impacto, como herramienta para impulsar la Nueva Economía del siglo XXI, una nueva economía que ya se recoge en el Plan A, Economía para la Vida, con 38 estrategias y 383 propuestas para ser líder en innovación y sostenibilidad. Se trata de un programa de política económica, liderado por NESI y elaborado conjuntamente por más de 70 organizaciones y 5.000 ciudadanos, que plantea un modelo transformador alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y centrado en las personas y el planeta.
Bajo el lema, “EcoHackers, hackeando la economía en positivo” el Foro ha invitado a todos los asistentes a hacer un reseteo global a todos los niveles para preguntarnos qué desaprendizajes mentales o cambios de hábitos tenemos que hacer como sociedad para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.